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Camacho y el federalismo

Medio: La Razón

Fecha de la publicación: miércoles 02 de febrero de 2022

Categoría: Autonomías

Subcategoría: Departamental

Dirección Web: Visitar Sitio Web

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En noviembre del año pasado, el gobernador cruceño Luis Fernando Camacho propuso el federalismo como “una solución de fondo” ante el centralismo. Unos días antes, el expresidente Evo Morales había sugerido un referéndum nacional sobre el tema. Fueron solo discursos. El federalismo salió de la agenda político-mediática con la misma velocidad con la que fue invocado.


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¿Estamos en un contexto propicio para discutir (y decidir) acerca del federalismo?

 / 2 de febrero de 2022 / 02:45

En noviembre del año pasado, el gobernador cruceño Luis Fernando Camacho propuso el federalismo como “una solución de fondo” ante el centralismo. Unos días antes, el expresidente Evo Morales había sugerido un referéndum nacional sobre el tema. Fueron solo discursos. El federalismo salió de la agenda político-mediática con la misma velocidad con la que fue invocado.

La intervención del expresidente Morales, mediante un tuit, se ocupó del federalismo no en tanto posibilidad de nuevo modelo de Estado, sino como una suerte de mascarilla del “separatismo”. Igual abrió la opción de debatir el asunto y hasta someterlo a una consulta popular. Proponía así una solución democrática en lugar de “intentar imponer con violencia, con bloqueos, con gente pagada para los paros”. Es evidente que Evo se sitúa en las antípodas del federalismo. Y claro que no siguió con el tema.

En el caso del gobernador Camacho, su referencia al federalismo como propuesta tiene aire de trinchera. Habla desde las regiones y departamentos que apuestan por dirigir su propio desarrollo, “pero el centralismo y el masismo no los dejan”. Propone también discutir la cuestión asumiendo que debe seguirse un conjunto de pasos legales y democráticos previstos en la Constitución. Si acaso prosperase, es un camino de largo plazo. Y Camacho lo sabe. Por ello el primer desafío es de consulta y socialización.

Es probable que Camacho vaya más allá del uso instrumental y de coyuntura del federalismo como bandera en la disputa política. Claro que una cosa es elogiar un modelo de Estado y otra distinta hacerlo posible. La experiencia de las autonomías departamentales, hoy incorporadas en la nueva organización territorial del Estado, es un ejemplo de que el proceso es lento y difícil. Bastará recordar que Santa Cruz se tomó casi una década para adecuar a la Constitución y promulgar su estatuto autonómico.

Como sea, el gobernador cruceño confía en avanzar en el proceso de socialización de la propuesta de federalismo “con todos los departamentos, municipios, sectores y universidades”. Hasta ahora no le ha ido muy bien. En diciembre pasado, su reunión sobre el tema en Tarija fue precedida de insultos y repudio por parte de un grupo afín al oficialismo, por lo que se vio obligado a huir de la plaza. La semana pasada tampoco tuvo buena recepción en Trinidad, cuyo alcalde lo acusó de “injerencia”.

¿Estamos en un contexto propicio para discutir (y decidir) acerca del federalismo? O mejor: el cambio de modelo estatal, hoy autonómico, ¿está entre las preocupaciones de la gente? Es evidente que otros temas, como la reactivación económica y la crisis sanitaria, concentran la atención en el espacio público. La bandera del federalismo es por ahora solo eso: una bandera política. Como sea, haríamos bien como país en evaluar primero por qué se ha avanzado tan lento, y tan poco, en las autonomías.