Medio: El Potosí
Fecha de la publicación: lunes 24 de enero de 2022
Categoría: Organizaciones Políticas
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El gobierno del presidente Luis Arce ha recordado, ayer, con actos disminuidos por la emergencia sanitaria, los 13 años de lo que el Movimiento Al Socialismo (MAS) considera la fundación del Estado Plurinacional de Bolivia.
Aunque la conmemoración viene aparejada de un feriado, impuesto por el Decreto Supremo 405, no se trata de una fiesta nacional, sino, más bien, una celebración partidaria por las razones que se apunta a continuación:
Para empezar, es el propio 405 el que señala, expresamente, como una de las razones considerativas, que se fija la fecha debido a que “el 22 de enero de 2006, Evo Morales Ayma asume la conducción del Estado en representación de las naciones y pueblos indígena originario campesinos”.
Cabe, entonces, recordar la razón por la que el MAS decidió que Morales sea posesionado el 22 de enero, pese a que su primera victoria electoral nacional fue el 18 de diciembre de 2005; es decir, 35 días antes de la fecha fijada. A primera vista, parecería una razón administrativa o la necesidad de completar el proceso de transición; no obstante, la verdad es que se eligió al 22 de enero porque en ese día, pero de 2002, Evo fue expulsado del Congreso Nacional, del que era diputado, por haber liderado las protestas de los cocaleros contra el cierre del mercado ilegal de coca de Sacaba.
La proximidad del cuarto aniversario de ese hecho dio lugar a la decisión política por una razón: en el ejercicio de una ideología que tiene muchos rasgos del fascismo, el MAS le otorga una gran importancia a los símbolos.
Evo Morales, que se convirtió en el líder indiscutible de los cocaleros del Chapare, había desarrollado la retórica que a la gente le gustaba escuchar, tras varios años de gobiernos sumisos a Washington y con más denuncias de corrupción que resultados en la lucha contra la pobreza. Golpeado y encarcelado por las fuerzas antidroga, la prensa lo convirtió en un referente de resistencia y su supuesta condición de indígena le valió para reivindicar los derechos de los pueblos originarios.
El triunfo en las elecciones de 2005 fue el resultado de un proyecto político que; sin embargo, no se iba a contentar con llegar al poder. Su intención era quedarse para siempre y sus dirigentes de entonces lo dijeron abiertamente: querían gobernar 50 años. La estrategia se basaba en los símbolos y Evo Morales encabezaba la lista. A ella se agregó a la hoja de coca como un elemento de soberanía frente a los intentos erradicadores del “imperio”, la wiphala y otros elementos visuales de las culturas originarias, aunque solo de las tierras altas.
Se habló de cambio —porque, finalmente, era lo que quería la gente— y al proceso que debía lograrlo se le puso un nombre, Revolución Democrática y Cultural, con Evo como figura central.
Lo siguiente era refundar el país y, para ello, se utilizó la Asamblea Constituyente. La nueva Constitución Política del Estado fue promulgada el 7 de febrero de 2009 pero la decisión de fijar al 22 de enero como la fecha de la “refundación” se tomó casi un año después, en enero de 2010, y la fecha elegida fue el 22, por las razones apuntadas arriba.
Oficial y legalmente, la conmemoración comienza desde entonces, y es por eso que se habla de 13 años, pero, en los hechos, el proyecto hegemónico del MAS arrancó antes, en 2006.
Hubo una interrupción, en noviembre de 2019, a raíz de un fraude electoral, pero hasta eso intenta ser anulado ahora, cambiándolo por la versión de un golpe de Estado, porque al MAS no le conviene que la verdad sobre aquel hecho se instale en el cotejo de la historia. Se está vengando de lo ocurrido y se ha reencausado hacia su objetivo principal, permanecer en el poder.