Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: lunes 03 de enero de 2022
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Judicial
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
Gobernantes, opositores y políticos-abogados dicen que hay necesidad de efectuar una cumbre para reformar la justicia, ¿cuántas cumbres de esta naturaleza se han realizado en el país? No recordamos, solo sabemos que la primera reforma judicial se efectuó en 1839 y desde entonces la “justicia” continúa sin remedio.
Las resoluciones judiciales son mercancías que se venden y se compran, la administración de justicia está podrida, es una comisaría del Gobierno y un mercado para los adinerados.
El 8 de diciembre último, en una entrevista radial, a un abogado cruceño “influyente”, autoproclamado socialista, le preguntaron cuánto costaba su trabajo para atender un juicio penal. Con frescura respondió que por la fase investigativa cobraba 18.000 dólares y por el ingreso al juicio propiamente su tarifa era de 80.000 dólares. Claro está que en un Estado capitalista puede cobrar lo que quiera, más aún si es “influyente”, pero esta declaración muestra que el que no tiene esos 98 mil dólares está indefenso, tendrá que tomar un abogado “corriente”, carente de “influencia” y perderá el juicio. Este es uno de los rostros de la llamada justicia en Bolivia. Vaya con el socialismo.
Hoy, magistrados del Órgano Judicial pasan a ser ministros de Justicia en el Ejecutivo, y de este ministerio saltan a la Procuraduría donde se manejan los suculentos procesos arbitrales internacionales y de esta entidad pasan a una embajada, mientras sus estudios privados continúan funcionando: ellos son los “dueños de la justicia” ¿Los tribunales judiciales se atreverían a fallar en contra de estos señores? La justicia está ‘privatizada’.
La justicia boliviana fue perfeccionándose tomando como modelo a Torquemada, el gran inquisidor del siglo XV. Hace unos años apareció un abogado que golpeaba y torturaba a sus clientes, coaligado con algunos jueces y fiscales, solo él está en la cárcel, sus cómplices gozan de impunidad. Este es otro de los rostros de la justicia.
Retornando al próximo pasado, antes del reinado del masismo, hubo una táctica de fascinación con deshonestos personajes (no interesa el sexo) que se jactaban de tener eximia experiencia jurisprudencial al permanecer en la magistratura más de 50 años, llamándole a su inamovilidad nada menos que “carrera judicial”, cuando lo que hacían era apresurarse en buscar a los gobernantes de turno ofreciéndoles sus servicios y así pasaban los gobiernos, pasaban los años y se mantenían fabricando fallos inicuos.
Esta combinación de ejemplos es suficiente para demostrar el nivel canallesco de la administración de justicia en Bolivia, salvo contados pasajes de principios de la República en los que existieron jurisconsultos de alta dignidad que prefirieron la mazmorra de la cárcel antes que servir al poderoso.
El autor es jurista