Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: viernes 13 de julio de 2018
Categoría: Debate sobre las democracias
Subcategoría: Repostulación presidencial / 21F
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VAMOS A ANDAR
Apuntes serenos sobre la re-reelección
Después de la inquietud causada por las declaraciones de la presidenta del Tribunal Electoral y una vez definido por el MAS el binomio que presentará a las elecciones (el mismo binomio Evo-Álvaro), se hace más necesaria que nunca una reflexión serena sobre el tema. Y no se trata de asumir posiciones pro Evo o contra Evo. Personalmente tengo claro que no hay a la vista otras candidaturas convincentes (la oposición hace tiempo que carece de propuestas, de liderazgo y de confiabilidad histórica, y en el campo popular no se perfila tampoco ningún candidato convincente), pero el tema inevitablemente prioritario de reflexión no es el de las candidaturas, sino el del respeto a la Constitución Política del Estado.
La última Asamblea Constituyente era parte esencial del mismo proyecto político que llevó a Evo a la presidencia y, realmente, fue un evento rico y participativo, que hizo posible la definición de este nuevo modelo de Estado que llamamos Plurinacional. Y, por tanto, parece de primera importancia -más allá de unas elecciones concretas y de sus posibles resultados- el respeto a esa Constitución refundacional, que, como bien sabemos, sólo permite una reelección (medida por lo demás sabia, ya que la prolongación excesiva en el poder sabemos que resulta intoxicante, embriagadora e incluso dañina para el cerebro, y quien no lo crea que compare el primer gobierno de Evo con el actual).
Ahora bien, más allá de esta última opinión existe la posibilidad de modificar cualquier precepto constitucional, pero queda claro (en el Art. 411) que “cualquier reforma parcial necesitará referendo constitucional aprobatorio”. El 21 de febrero de 2016 se hizo ese referendo y el resultado fue negativo. Y ahí empieza la lamentable situación que estamos viviendo. Primero se quiso invalidar el mencionado referendo apelando al “cártel de la mentira” (como si el escándalo del Fondioc, la quema masista de la Alcaldía del Alto y los privilegios injustificables de la señora Zapata hubieran sido mentiras, al margen de la existencia o no de aquel niño tan manipulado y que no parece haber influido en el voto de nadie).
Como de todas maneras lo que hubiera hecho falta para anular el resultado del 21F hubiera sido un nuevo referendo (cuyo resultado probablemente habría sido la reafirmación de aquel), el Gobierno inventó la argumentación del Pacto de San José de Costa Rica, del que Bolivia es firmante. Y esa apelación resulta ser ratificada por el sumiso y poco confiable Tribunal Supremo Electoral, que acaba respaldando la re-reelección (que para acabar de desprestigiarla el propio Evo la compara con lo que ocurre en Guinea Bisau o en Nicaragua)…
Veamos pues la cosa serenamente. El Pacto de San José afirma efectivamente (Art. 23-b) que se debe respetar el derecho humano de “elegir y ser elegido”, pero no sólo no habla de ese derecho general a ser reelegido, sino que en su Art. 37 establece que los miembros de la Comisión Interamericana (la que constituye dicho Pacto) sólo pueden ser reelegidos una vez; y en su Art. 54 afirma lo mismo respecto de los jueces de la Corte Interamericana. ¿Será que el propio Pacto incumple sus propios artículos? ¿Será que el Pacto de San José se contradice tan burdamente? Es evidente que no, que lo que pasa es que cuando habla del derecho a “ser elegido” no se refiere al de ser “reelegido” (y menos de manera indefinida).
Y el toque final es la declaración del Tribunal Constitucional, cuya función no es cambiar ningún artículo de la Constitución, sino el de “velar por su supremacía” y su “vigencia” (Art. 196). Dicho Tribunal juzga si una ley o un decreto cumplen o no la Constitución, si una determinada autoridad se ajusta o no a la Constitución. En ningún momento tiene atribuciones para modificar la Constitución; por tanto, se la tiene que cumplir, aunque no haya ningún candidato satisfactorio a la vista, aunque el futuro electoral se presente sombrío y preocupante. Violar la Constitución no puede ser la solución de ningún problema. Y lo más saludable que puede hacer Evo es volver a las bases el 2020, descansar un poco, y prepararse para las elecciones del 2025. Amén.
Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba.