Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: jueves 23 de diciembre de 2021
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Judicial
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A estas alturas, nadie podría decir que el escándalo de los ítems fantasmas de la Alcaldía de Santa Cruz es un asunto político. No, allá hubo un gigantesco caso de corrupción que ha quedado al descubierto con abundancia de pruebas y testigos.
Es de esperar que en ese caso y en otros que se hubieran presentado en otras instituciones, las autoridades hagan su trabajo, que investiguen a fondo la corrupción, que encarcelen a los responsables y que el dinero hurtado sea devuelto para beneficio de los contribuyentes.
Lo que no está bien es que el jefe del MAS, Evo Morales, imparta órdenes al fiscal general, Juan Lanchipa, y que éste, sin disimulo, le obedezca.
“De acuerdo a la información que estamos recibiendo, incluso algunos del Ministerio Público, el fiscal general debería tomar cartas en el asunto, qué fiscales están comprometidos en temas de corrupción, ya es hora de que ponga orden. Por supuesto requiere investigación”, dijo Morales el domingo en la radio Kawsachun Coca.
48 horas después, la Fiscalía causó un tsunami jurídico en Santa Cruz, donde aprehendió a la exalcaldesa Angélica Sosa por el caso de los ítems fantasmas, inició una investigación de oficio en contra del exgobernador Rubén Costas por el supuesto desvío de dinero para la campaña de su partido y pidió alerta migratoria en su contra para evitar que fugue del país. También convocó al actual gobernador, Luis Fernando Camacho, para que testifique sobre esta demanda lanzada por su administración.
La arremetida de la Fiscalía ha provocado el regocijo de Morales, quien ha acusado a la oligarquía cruceña por los casos de corrupción, pese a que él fue muy cercano a la administración municipal de Percy Fernández, en la que se originó el caso de los ítems fantasmas. “El caso ítems fantasmas de Santa Cruz demuestra la existencia de un sistema perfeccionado de corrupción de algunos políticos de la oligarquía cruceña que durante años robaron la plata del pueblo bolivianos para enriquecerse, financiar campañas, conspiración y el golpe de Estado”, escribió en un tuit.
No hay que ser adivino para presumir que Morales se frota las manos porque su partido tiene ante sí otra oportunidad de oro para aplastar a los opositores cruceños, tal como lo hizo con el caso del Hotel las Américas a partir de 2008.
En medio de este escenario, los políticos cruceños han empezado a enlodarse entre ellos y, así, Sosa acusa a Johnny Fernández; Camacho denuncia a Costas, y éste devuelve gentilezas. El MAS tiene el banquete en la mesa y cuenta con un servicial fiscal general que obedece sus órdenes. Santa Cruz merece justicia, no manipulación política.