Medio: Página Siete
Fecha de la publicación: jueves 12 de julio de 2018
Categoría: Procesos electorales
Subcategoría: Elecciones nacionales
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EDITORIAL
García Linera, el designado
Álvaro García Linera ya tiene el aval del presidente Evo Morales y de los cocaleros del Chapare para volver a ser candidato a la Vicepresidencia este 2019, lo que en estos tiempos parece ser más importante que la misma Constitución Política del Estado que, expresamente, prohíbe a ambos volver a postular.
A finales de 2016, García Linera había señalado que no volvería a candidatear a la Vicepresidencia y, en ese marco, los sectores sociales del MAS empezaron a debatir quién podría ser el reemplazante.
La Central Obrera Boliviana (COB), por ejemplo, definió y lo ratificó esta semana que el candidato vicepresidencial debe ser un obrero. Otros sectores dijeron que el tema debe ser debatido antes de adoptar una posición partidaria.
Sin embargo, el último fin de semana, un ampliado del MAS en Santa Cruz ratificó el binomio de Evo-Álvaro siguiendo la línea marcada por los cocaleros. Y, para que quede claro que es una decisión tomada, el vicepresidente del MAS, Gerardo García, dijo que Morales dio la línea y que, por tanto, “ya no hay discusión, ya no hay debate sobre este tema”.
El asunto ha sido decidido, tal como se deciden todas las cosas en el MAS y el Gobierno, por imposición y a dedo. No hubo debate, no hubo consultas, no hubo democracia interna.
En todo caso, se trata de un binomio inviable porque el 21 de febrero de 2016 la mayoría de los bolivianos dijo No a una nueva postulación. El hecho de que el MAS y seis magistrados afines al Gobierno hayan decidido lo contrario no borra la decisión del pueblo.
Al margen de lo que digan las leyes, García Linera ya se montó en el discurso electoral y lo hizo a su estilo: polarizante, racista, confrontacional, enguerrillado.
“El desprecio a Evo es el desprecio a ustedes, es el desprecio a las polleras, es el desprecio al color de la piel”, dijo en Yungas, donde orgánicamente los cocaleros decidieron darle la espalda al MAS porque legalizó la coca del Chapare.
“No es para amargarse, sino para saber cómo es la pelea, q’aras contra indios, qaras y gringos contra trabajadores, campesinos y pueblo, esa es la pelea”, dijo.
Si eso creyera García Linera habría que decir que está completamente equivocado, sin embargo, astuto como es, pronuncia ese discurso únicamente para soliviantar a sus bases en contra de quienes defienden la ley y la democracia.
La pelea política en Bolivia no es racial, no es entre indios y q’aras, es entre quienes defienden la ley y la democracia y quienes quieren violarla para preservar su proyecto de poder.
Que no diga mentiras el designado candidato vicepresidencial.