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Medio: El Deber
Fecha de la publicación: martes 23 de noviembre de 2021
Categoría: Institucional
Subcategoría: Tribunal Supremo Electoral (TSE)
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Rosario Baptista reapareció tras su renuncia al Tribunal Supremo
Electoral (TSE). La exvocal, en una extensa carta, reveló que el ente
electoral no resolvió dos causales que pudieron derivar en la pérdida de la
personería jurídica del Movimiento Al Socialismo (MAS). La exautoridad
también aseguró que si en Bolivia no se cambia el sistema electoral –y también
el funcionamiento de la justicia- se consolidará “un gobierno tirano” y
"se dejará impune a Evo Morales", a quien lo considera como una
persona que se quiere aferrar del poder.
Además, Baptista reveló que en la semana que estuvo de vacación se
contrató a 60 funcionarios sin méritos y con el aval de la vocal Dina
Chuquimia, designada por el presidente Luis Arce.
"Y es por este partido único que el Tribunal Supremo Electoral
eligió no procesar una denuncia. Un Tribunal resuelve los casos
sometidos a su conocimiento, no los oculta, no elige qué juzgar y qué no. Es su
obligación procesar todo, aunque fuera solo para rechazarlo, con apego a la
ley. En este caso concreto, se denunció la existencia de dos causales
que podrían haber dado lugar a la cancelación de su personalidad jurídica, una
por uso de bienes del Estado para la campaña electoral de Evo Morales, y la
otra por discriminación, explícita en el Estatuto Orgánico del MAS-IPSP
aprobado el año 2012, que determinaba que el acceso a la función pública
corresponde sólo a militantes del partido", reveló Baptista.
La exvocal acotó
que las denuncias no prosperaron porque las causales pasaban de una
"dirección a otra dirección" y que no había respuesta de los funcionarios
del ente electora, que según Baptista fueron amenazados para no resolver el
caso.
"Se me acusó en Sala Plena de inventarme el hecho de que la
denuncia estuviera pendiente, olvidaron que estaba dando vueltas de una
dirección a otra, sin que nadie quisiera tramitarla. Se hizo la investigación;
se obtuvieron las pruebas, no legalizadas porque los funcionarios a cargo
fueron amenazados, los ministros de turno se negaron a entregarla, y todo esto
durante el gobierno transitorio. Hoy, esta denuncia sigue pendiente de
tratamiento, se resolvieron muchas otras presentadas con el mismo propósito, pero
con diferentes causales y sin fundamentos válidos, todas fueron resueltas en
plazo; esta no", dijo Baptista.
Luego, la exvocal exige que se hagan cambios en los Órganos del
Estado con el fin de que se evite un "gobierno tirano" y
exista una impunidad a favor de Evo Morales.
“No hacer las correcciones al sistema que conforma a todos los Órganos
del poder público, distorsionado por una voluntad dolosa que ha secuestrado la
soberanía del pueblo a favor de un partido político, conlleva la
consolidación de un gobierno tirano, que ha desmantelado la democracia y
persistirá en sostener impune a quienes, como Evo Morales, se aferran
al poder engañando y traicionando a la propia gente que dice representar, a
quienes no ha hecho otra cosa que dividir, basado en la mentira”, dice parte de
la carta de Baptista, quien no aclara si está en Bolivia o fuera del país.
Baptista cuestionó que en Bolivia haya un solo partido político, en
referencia al Movimiento Al Socialismo (MAS), y rechazó que en el país haya un
sistema de partidos políticos. La exvocal consideró que el MAS debía
perder su personería jurídica y consideró que se deben “romper los círculos de
impunidad y corrupción” para que no gobiernen “los que han secuestrado
la democracia”.
“En estas condiciones, ni aún desde adentro se pueden corregir las
cosas; se requiere la participación responsable, activa y comprometida de la
población; es el momento de que la ciudadanía recupere su soberanía, y la
ejerza de manera directa y legítima, respetando su diversidad, libre de
presiones, extorsión y manipulación del poder gobernante, ejerciendo su derecho
a recurrir ‘al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión’
que considera la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuando sus derechos
no son protegidos por un régimen de Derecho. No es un tema político, es un tema
de Derechos Humanos y garantías mínimas para recuperar el Estado de
Derecho. Cambiar las cosas requiere partir de algo, y ese algo no es
otra cosa que romper los círculos de impunidad y corrupción. No pueden gobernar
quienes han secuestrado la democracia para desmantelarla”, dice otra
parte de la carta.
Baptista añadió que en la semana que estuvo vacación se contrató a 60
funcionarios que no reúnen los méritos para ingresar al ente electoral. Estos
nuevos servidores –dijo- tenían el aval de la vocal Dina Chuquimia, quien fue
designada por el presidente Luis Arce en sustitución de Salvador
Romero. La exvocal volvió a denunciar que el ente electoral tiene empleados
que “están bajo presión y control de quienes operan internamente para
el MAS”.
“La designación de personal debe hacerse por convocatoria pública. En
mi ausencia por vacación designaron a más de 60 personas, sin verificar
siquiera si cumplían los requisitos del cargo; se negaron a hacerlo por
seis meses, desde abril y en una semana, durante mi ausencia, llenaron todos
los cargos vacantes, bajo la batuta de la vocal recién llegada”,
reveló Baptista.
La exvocal
lamentó que ahora requiere acudir a seguridad por temor a las represalias del
poder de turno y de la justicia por las denuncias que lanzó. Además,
Baptista dijo que no importa dónde se encuentre en este momento, por lo que no
especificó si está en Bolivia o en el exterior.
A continuación, la carta de Rosario Baptista en extenso:
MI COMPROMISO
CON BOLIVIA
Soy Rosario Baptista Canedo, cochabambina, nací en 1965, soy abogada y
he trabajado toda mi vida en el ámbito de los derechos humanos, en especial los
derechos de las mujeres y los pueblos indígenas. Decidí postularme al Tribunal Supremo
Electoral el año 2019, después del grave conflicto político y social ocurrido
tras el proceso de Elecciones Generales de ese año. Nos postulamos 502
personas, y después de un proceso de calificación, examen y concurso de
méritos, la Asamblea Legislativa nos designó a 6 como vocales del Tribunal
Supremo Electoral.
El cargo para el que fuimos elegidos es el de Vocales, es un cargo de
magistratura de un Tribunal Supremo, en el que se tutelan los derechos
políticos y se resguarda la institucionalidad democrática del país, a través de
la conformación de los órganos del poder público mediante el voto ciudadano,
para lo cual debemos ser imparciales, y asegurar que todo el Órgano Electoral
lo sea; tenemos relaciones de cooperación y coordinación con los otros órganos:
el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, pero es nuestra obligación
preservar además nuestra independencia y separación respecto a ellos, porque
así es como se fundamenta la organización del Estado en democracia. Pero no
sólo debemos ser independientes respecto a ellos, sino también y especialmente,
respecto a las organizaciones políticas, a las cuales regulamos, registramos y
supervisamos.
Como miembros de un Tribunal, no denunciamos; recibimos peticiones de
la gente, denuncias y requerimientos; los tramitamos, respondemos, investigamos
y sancionamos, cuando corresponde. Por eso somos un Tribunal Supremo. Recibir
una denuncia y evadir su tramitación por las consecuencias que pudiera tener,
no es ético, es antidemocrático, vulnera los derechos humanos, genera
responsabilidad para el Estado y constituye un delito. Es mentirle a la gente,
es omitir la obligación de impartir justicia electoral; es mirar a otro lado y
fingir demencia.
En nuestro sistema político la participación electoral está mediada por
las organizaciones políticas: partidos, agrupaciones ciudadanas y pueblos
indígenas. En los últimos 15 años hemos visto que se ha ido consolidando un
solo partido de alcance nacional, existen otros 10 pequeños, dispersos, unos
sin militantes siquiera, que han dado lugar a un mercado negro de siglas,
prestadas, alquiladas, vendidas, sin importar cuál sea su declaración de
principios, su programa de gobierno ni la posición ideológica que tengan
(porque ya no tienen nada de esto), a las que la oposición recurre para cada
elección; otros partidos, los menos, tienen personalidad jurídica nacional,
pero presencia sólo departamental. Lo cierto es que el sistema de partidos
políticos prácticamente no existe. Existe un partido único.
Y es por este partido único que el Tribunal Supremo Electoral eligió no
procesar una denuncia. Un Tribunal resuelve los casos sometidos a su
conocimiento, no los oculta, no elige qué juzgar y qué no. Es su obligación
procesar todo, aunque fuera sólo para rechazarlo, con apego a la ley. En este
caso concreto, se denunció la existencia de dos causales que podrían haber dado
lugar a la cancelación de su personalidad jurídica, una por uso de bienes del
Estado para la campaña electoral de Evo Morales, y la otra por discriminación,
explícita en el Estatuto Orgánico del MAS-IPSP aprobado el año 2012, que
determinaba que el acceso a la función pública corresponde sólo a militantes
del partido. En una segunda ocasión en la que estuvo en igual riesgo, el mismo
partido confesó que la disposición, por la que en una anterior elección se
canceló la personalidad jurídica a una organización política del Beni, pocos
días antes de la jornada de votación, era inconstitucional y esto fue
reconocido oficialmente por el Tribunal Constitucional, que en la anterior
ocasión encontró una salida para evadir decirlo.
Las justificaciones para no procesar esa denuncia pueden ser muchas;
las condiciones políticas que se vivieron apenas unas semanas antes, la amenaza
de una guerra civil, un pacto político entre las diferentes fuerzas en pugna,
con aval de algunos vocales, condicionamiento ideológico, dádivas económicas,
amenazas personales, o simple negligencia. Ninguna es una razón jurídica, ni
apegada a la justicia. Ninguna es de cara a la gente, y ninguna justifica el
omitir el cumplimiento de nuestras obligaciones. Se me acusó en Sala Plena de
inventarme el hecho de que la denuncia estuviera pendiente, olvidaron que
estaba dando vueltas de una dirección a otra, sin que nadie quisiera
tramitarla. Se hizo la investigación; se obtuvieron las pruebas, no legalizadas
porque los funcionarios a cargo fueron amenazados, los ministros de turno se
negaron a entregarla, y todo esto durante el gobierno transitorio. Hoy, esta
denuncia sigue pendiente de tratamiento, se resolvieron muchas otras
presentadas con el mismo propósito, pero con diferentes causales y sin
fundamentos válidos, todas fueron resueltas en plazo; esta no.
El problema no es sólo si hubo o no fraude (la palabra ni siquiera
existe en nuestra legislación). No hay verdadera transparencia, siempre tuvimos
y tendremos esa duda. Porque hubo dudas se pidió en las calles un nuevo padrón,
que se hizo el 2009 y los medios espurios de su conformación también generaron
dudas, jamás despejadas, dejando la puerta abierta a la incertidumbre sobre su
legitimidad. Y más de 10 años después estamos en el mismo punto, con las mismas
dudas, después de otra cuestionada elección el 2014, la vergonzosa de 2019 y la
supuestamente ejemplar de 2020. No hacer una investigación de fondo hace que
las dudas persistan, los errores se repitan y la ilegitimidad se instale. El
problema es estructural, de un sistema electoral diseñado a medida, con leyes
inconstitucionales, funcionarios sometidos y toda la información inaccesible
(la más crítica bajo resguardo de confidencialidad). La solución debe ser
también estructural y no política. Hay problemas generales y otros específicos.
Resumiendo, menciono algunos:
• Los órganos del Estado con competencia jurisdiccional, es decir, el
Electoral y el Judicial, así como el Tribunal Constitucional, son conformados a
través del Órgano Legislativo, que es eminentemente político, con mayoría
absoluta de un solo partido político, el voto ciudadano en elecciones
judiciales sólo legitima a los candidatos del partido, manteniendo sobre ellos
una férrea sumisión.
• La Constitución y las principales leyes son producto de acuerdos
emergentes de situaciones de alta conflictividad, en la que los políticos
hicieron y hacen pactos respondiendo a sus intereses, muchas veces personales
porque ni partido político tienen y omiten los intereses de la población, para
su beneficio.
• El sistema de partidos políticos ha sido destruido por completo,
quedando unos pocos partidos sobrevivientes, por decisión y voluntad del
partido hegemónico, al cual son funcionales. Los políticos se adscriben,
pagando el “alquiler” de las siglas para cada elección, participando de esta
farsa con todo entusiasmo. Este sistema se mantiene pese a su ineficacia
democrática, pero se impide la participación independiente sin organizaciones
políticas.
• Cuando el sistema no puede manipular a su favor los resultados,
simplemente los ignora, como hicieron con el referendo de 2016, violando la
Constitución y las leyes. No sólo lo hizo el propio Tribunal Supremo Electoral,
que habilitó a Evo Morales por tercera vez el 2014 y por cuarta vez el año
2019, lo hizo el Tribunal Constitucional el 2014, el 2016 y el 2019, y lo
hicieron los políticos que terciaron en elecciones con un candidato
absolutamente ilegal, sin cuestionar nada. Lo legitimaron con su presencia; la
misma que me exigen ahora para legitimar los actos de este Tribunal Supremo
Electoral, al que mi posición disidente benefició para simular una conformación
“equilibrada”, y lo legitimamos los ciudadanos con nuestro voto, el que cuando
no les conviene no quieren respetar.
• La legislación electoral es inconstitucional; lo reconoció el propio
MAS cuando se debió cancelar su personalidad jurídica, como ellos lo hicieron
sin pestañear el 2015 contra un adversario político, pero además vulnera el
debido proceso, poniendo el derecho individual en manos del delegado del
partido, permitiendo así la corrupción y venta de candidaturas e impidiendo la
democracia interna en las organizaciones políticas. La Ley 1096 es
inconstitucional; vulnera los derechos políticos, entregando a las
organizaciones políticas (al partido único) el derecho político de ser elegido.
Interponer acciones de inconstitucionalidad sólo sirve para el registro, porque
el Tribunal Constitucional no hará su trabajo de forma imparcial y sólo las
consolidará, con toda su arbitrariedad.
• El sistema tolera la tortura ejercida contra mujeres en ejercicio de
cargos electivos, para lograr su renuncia a favor de sus suplentes o su
actuación sometida al interés del partido. La violencia hacia las mujeres,
especialmente en municipios y asambleas departamentales, no es abordada de
forma eficaz, se ha omitido el tratamiento de un reglamento que sancione a los
partidos políticos por estos actos, que se ha visto en los casos sometidos a
conocimiento del TSE, responden a decisiones orgánicas, especial y
mayoritariamente en el caso del MAS.
• En el ámbito tecnológico, jurídico y jurisdiccional, se evita abrir
las fuentes, permitir la observación, veeduría y control ciudadano real y
efectivo; pretenden de la gente un acto de fe, para justificar la ausencia de
transparencia institucional. No se quiere ir a la “arqueología” del padrón.
Quieren convencer sobre la integridad del padrón con publicidad, con
diapositivas y exposiciones. Lo tecnológico debe ser abierto, sometido a
escrutinio público, todo el tiempo, permanentemente. No hay motivo para que no
lo sea. Las cláusulas de confidencialidad sólo generan dudas. Todo puede estar
bien, es una posibilidad. Pero nada indica que lo esté. Lo que no se puede
verificar, no se puede validar y mucho menos legitimar. Hay suficientes razones
para dudar. Pero también hay mecanismos para absolver esas dudas y no se está
recurriendo a ellos.
• La designación de personal debe hacerse por convocatoria pública. En
mi ausencia por vacación designaron a más de 60 personas, sin verificar siquiera
si cumplían los requisitos del cargo; se negaron a hacerlo por 6 meses, desde
abril y en una semana, durante mi ausencia, llenaron todos los cargos vacantes,
bajo la batuta de la vocal recién llegada. En el período electoral se hicieron
designaciones por méritos, pero se acordó que después del mismo, las
designaciones fueran por convocatoria pública, cosa que no se hizo. Son
designaciones dudosas, de espaldas a la gente y, sobre todo, fieles a su
Estatuto.
• La gente no tiene acceso a información, cosas elementales se
mantienen en reserva; no existen los medios para que la población pueda
verificar las condiciones de una elección o impugnarla. Los algoritmos debieran
ser públicos, abiertos, el de cómputo, el de sorteo de jurados, visibles para
que ciudadanos que entienden puedan verificar que están bien; las sesiones,
grabaciones y actas de cada sesión de Sala Plena deben ser públicas, son
elementos esenciales para generar la confianza ciudadana, al igual que los
procesos de contratación de notarios electorales, y muchos etcéteras.
• La participación de pueblos indígenas ha sido limitada, es
inadmisible que la primera vez que participan de forma directa sin
intermediación partidaria para la elección de escaños especiales indígenas
fuera recién el 2020, once años después de la aprobación de la Constitución, y
3 elecciones después; pero, aun así, se los obligó a competir contra el
partido. Se les reconoció la posibilidad de participar como organizaciones
políticas, pero se impide su participación en circunscripciones uninominales,
por ejemplo. El MAS ha dividido a las organizaciones indígenas, originarias y
campesinas, impidiendo la defensa de sus derechos desde el interés de sus
pueblos, sometidos una vez más al partido. Y están los temas de la consulta
previa, libre e informada que supervisa el Órgano Electoral, de forma nominal y
viendo pasar concesiones mineras, madereras, de hidrocarburos, sin el
cumplimiento de este requisito constitucional, además de invadir sus
territorios una y otra vez, para entregarlos a intereses corruptos.
• La forma de asignación de escaños plurinominales en las asambleas
departamentales ha sido diseñada para que sin importar quién asuma la
gobernación, la asamblea sea siempre del MAS, con mucho. Se ha roto el sistema
presidencialista (que de todas maneras no es el mejor), previsto en el ámbito
nacional, por el que la votación obtenida por el Ejecutivo determina el
porcentaje de diputaciones plurinominales. En el ámbito departamental el
Gobernador va sólo, lo cual no estaría mal a nivel nacional, departamental y
municipal, para que todos los representantes, en todas las asambleas
legislativas, sean elegidos de manera individual y democrática. Pero como está
actualmente diseñada, la asignación porcentual por organizaciones políticas claramente
genera beneficio para un partido.
Pero no es todo.
Entendí que mi presencia no solo legitimaba la impunidad; estaba
generando un espejismo que impidió ver cómo secuestran el Órgano Electoral; si
bien inicialmente se designó personal profesional, comprometido con la
democracia, eficiente y confiable, hoy éste se encuentra bajo presión y control
de quienes ahora operan internamente para el MAS.
No se debe olvidar la ya abierta, descarada y vergonzosa defenestración
realizada por el presidente Luis Arce de seis vocales de los Tribunales
Electorales Departamentales de Pando, Beni, Santa Cruz, Potosí, Oruro y Tarija,
tres de ellos que ejercían la presidencia, ni la complicidad del Tribunal
Constitucional para un acto similar, de quitar de un plumazo a cuatro vocales
del Tribunal Electoral Departamental del Beni, legítimamente elegidos y
designados conforme determina la Constitución, ahora en un limbo jurídico por
una acción de amparo constitucional concedida a una persona que fue
inhabilitada en el proceso de selección, y por la cual se ha anulado el proceso
de designación de cuatro Vocales que se encontraban en funciones, quedando
desde el 21 de julio todo un Tribunal Departamental sin autoridades (excepto el
vocal impuesto por el presidente Arce).
Y hasta la fecha, cuatro meses después, ese tribunal está en manos de
un solo vocal, que es el “de confianza” del presidente y es administrado desde
el TSE. Pero, sobre todo, no se debe olvidar que el Órgano Electoral mantuvo
silencio público en ambos casos, y que internamente recibieron y dieron la
bienvenida a los vocales presidenciales. Y ahora, sólo unas pocas Vocales
libran una solitaria lucha defendiéndose no sólo de la indiferencia y pasividad
del propio Tribunal Supremo Electoral, sino de los muchos procesos penales
iniciados en su contra y de la “carga procesal” que impide que el Tribunal
Constitucional atienda oportunamente las acciones constitucionales
interpuestas.
Mostré mis disidencias, fueron publicadas, las expuse, pese a la
mordaza de la vocería única. No he visto pronunciarse a quienes ahora lamentan
la “toma” del Órgano Electoral, respecto al Estatuto Orgánico del MAS, con el
que no sólo se apropian del Órgano Electoral, sino de todo el Estado, con
descaro. En él expresa que NO HAY AUTORIDADES NEUTRAS NI INDEPENDIENTES EN
NINGUNA INSTITUCIÓN DEL ESTADO. Y tampoco he visto indignarse a quienes ahora
lamentan un Órgano Electoral parcializado. Quienes ejercen funciones en cargos
que exigen independencia e imparcialidad, tienen dos caminos: o sumarse al
partido, hacer aportes mensuales y aceptar la consulta obligada con su
Dirección Nacional para tomar decisiones, o irse. Salvo que, como dicen los
vocales, los militantes no estén de acuerdo e interpongan las “acciones que
correspondan para determinar su inconstitucionalidad”, la cual debió ser
determinada por el TSE. Ellos tomaron su decisión, y se quedan. Sabemos en qué
condiciones, lo dice el Estatuto que registraron.
Cuando se produjo la crisis política y social de 2019, que no fue otra
cosa que el desborde de una situación ya inadmisible generada por el MAS-IPSP,
para imponerse de forma violenta y permanecer indefinidamente en el poder como
mecanismo para garantizar su impunidad, aquellos llamados a responder ante esta
coyuntura para dar a la población una opción verdaderamente democrática,
honesta y enmarcada en la justicia, con vocación de servicio y leal a la
ciudadanía, actuaron lejos de ese clamor, lo hicieron desde la soberbia,
aprovechando la situación para postular sus candidaturas en un quitoneo voraz,
dejando a la gente -una vez más- sin opciones que respondan verdaderamente a
sus necesidades, sumando otro factor de ventaja a los muchos ya existentes en
el sistema, para perpetuar en el poder a quienes de manera delictiva han
desmantelado la democracia.
Es importante no perder el horizonte de lo estructural. Si se resuelve
sólo un tema, no es suficiente para corregir el sistema. La agenda indica que
luego vendrán la reforma legislativa de las leyes en materia electoral; el
censo de población y vivienda, que conllevará la redistribución de
circunscripciones uninominales; las elecciones judiciales, y luego otra vez el
ciclo de elecciones generales, departamentales, regionales y municipales,
sucesivamente, todo esto sin hacer las correcciones abiertas, con participación
y observación ciudadana.
Un medio de verificación de carácter vinculante, realizado por
aportación ciudadana, abierto a quienes asuman libremente la responsabilidad de
verificar con aval del método de investigación científica, los procesos y la
aplicación sobre derechos humanos en los Tribunales Constitucional, de Justicia
y Electoral, a fin de verificar la imparcialidad, independencia y el apego a la
Constitución y las leyes que aplican en los casos sometidos a su jurisdicción y
competencia, es la vía para restablecer la justicia, consagrar las garantías y
con ello, la democracia, restableciendo el Estado de Derecho, devolviendo la
soberanía a quien pertenece de manera inalienable: el pueblo. Y el pueblo somos
todos, no sólo los militantes de un partido.
Entre tanto no habrá otras organizaciones políticas sólidas ni se
informará adecuadamente a los ciudadanos, ni se garantizará el respeto al voto.
No hacer las correcciones al sistema que conforma a todos los Órganos del poder
público, distorsionado por una voluntad dolosa que ha secuestrado la soberanía
del pueblo a favor de un partido político, conlleva la consolidación de un
gobierno tirano, que ha desmantelado la democracia y persistirá en sostener
impune a quienes, como Evo Morales, se aferran al poder engañando y
traicionando a la propia gente que dice representar, a quienes no ha hecho otra
cosa que dividir, basado en la mentira.
En estas condiciones, ni aún desde adentro se pueden corregir las
cosas; se requiere la participación responsable, activa y comprometida de la
población; es el momento de que la ciudadanía recupere su soberanía, y la
ejerza de manera directa y legítima, respetando su diversidad, libre de
presiones, extorsión y manipulación del poder gobernante, ejerciendo su derecho
a recurrir “al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”
que considera la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuando sus derechos
no son protegidos por un régimen de Derecho. No es un tema político, es un tema
de Derechos Humanos y garantías mínimas para recuperar el Estado de Derecho.
Cambiar las cosas requiere partir de algo, y ese algo no es otra cosa que
romper los círculos de impunidad y corrupción. No pueden gobernar quienes han
secuestrado la democracia para desmantelarla.
Quiero expresar mi reconocimiento por todas las muestras de
solidaridad, aprecio y apoyo, gracias a las que me encuentro bien, con el ánimo
de seguir, siempre. Lamento tener que buscar protección, no sólo de quienes
ejercen el poder, sino también de nuestro sistema de justicia, que es en el que
debería confiar y resguardarme, pero, al contrario, se ha convertido en
herramienta servil de la persecución y la extorsión. No importa dónde esté.
Estoy con mi país, buscando que los derechos humanos y la justicia se
restablezcan.
Rosario Baptista Canedo