Medio: El País
Fecha de la publicación: viernes 12 de noviembre de 2021
Categoría: Conflictos sociales
Subcategoría: Marchas, bloqueos, paros y otros
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Ayer jugaba la verde. Hace dos años Evo Morales dejaba el
país envuelto en una bandera mexicana. Ayer la tensión se mascaba en cada rincón
de la política – y la normalidad en el resto de la sociedad – porque nadie
parece dispuesto a dar certidumbres. Por partes.
La estrategia del Gobierno no está clara. La de la oposición
tampoco. Y la cereza en la torta la puso la Iglesia ofreciéndose de mediadora,
con todo lo que ha llovido. La cuestión es que se acerca el fin de semana y
todo el mundo tiene más confianza en esos dos días de asueto que en cualquier
negociación.
Por un lado, el presidente Luis Arce multiplicó la actividad
de gestión: bono Juancito Pinto, vacunación infantil anticovid, etc., sin dejar
de advertir a cada oportunidad aquello de que los cívicos tienen intenciones
“golpistas” y quieren tumbar al Gobierno. En paralelo y matizando el
desencuentro de ayer, el ministro de Economía Marcelo Montenegro, aunque
ninguneando la convocatoria del presidente de Diputados Freddy Mamani, convocó
al diálogo “a todos los gremiales de Bolivia” para tratar los alcances de la
1386.
Es verdad que hay otros muchos sectores movilizados y
algunos que han ofrecido diálogo, como el alcalde de Tarija y presidente de la
AMB, Johnny Torres, pero de momento esta es la oferta intermediada por
Montenegro, aunque nadie olvida que el vicepresidente David Choquehuanca ha
convocado a sus leales a marchar el lunes para “defender el proceso” y demás.
Divididos
El propio Luis Arce señaló el miércoles que el problema no
es la Ley y los estrategas y analistas coinciden en que una nueva concesión,
bajando la 1386, dejaría al Gobierno inmerso en un mar de debilidad que le impediría
en el futuro tomar ninguna otra decisión. Ni siquiera está pudiendo completar
el cambio de gabinete.
Mientras, en Santa Cruz Luis Fernando Camacho se vio
obligado a corregir las tarascadas de su sucesor al frente del Comité Cívico,
Rómulo Calvo, para decir que “nadie ha pedido la renuncia del Presidente”,
aunque es evidente que en la calle se espera algo más que tratar las comas de
la Ley de Control de Ganancias.
En la lucha interna por liderar la oposición, Camacho ha
vuelto a sacar ventaja respecto a Comunidad Ciudadana, que multiplica su
actividad comunicacional tanto en estos casos que se acaba disolviendo el
alcance, mientras que a Camacho le basta con salir a la calle. Dos formas de
hacer política y una pregunta ¿quién está detrás de la campaña que “acusa” a La
Paz (fortín de Mesa) de no movilizarse?
Qué dialogar
A priori, la convocatoria para el sábado en Cochabamba
fracasará, o no será lo suficientemente representativa de los movilizados, ya
que “la familia gremial” está fuertemente dividida y es tan amplia y diversa
como el conjunto de la sociedad boliviana, o sea, es una convocatoria a diálogo
como “sin querer” que señalan algunos aliados.
Por debajo se trabaja más en una mesa de diálogo más amplia
que integre a los municipios como ente mediador – Johnny Torres al frente de la
AMB ha puesto cartas sobre la mesa – para que se enfrenten temas más amplios.
En el tintero está la reforma constitucional por la Justicia
y en Santa Cruz sigue fuerte el reclamo por el tema de tierras. Hay problemas
en Salud, en Educación y un Pacto Fiscal sin cerrar. También es verdad que
todos conocen a Luis Arce y su escaso talante conciliador en estas
circunstancias.
Hoy se cierra una semana de movilizaciones donde la pelota
no acaba de decantar hacia ningún tejado. Lo normal es que el lunes todos
vuelvan a la cancha. Pero en Bolivia nada puede darse por seguro, ni por
descartado. Así que, continuará…
Nuevos y viejos Ministros de Arce
El 8 de noviembre, fecha de la efeméride de la posesión de
Luis Arce, se va alargando en el tiempo y de momento no hay un cambio en el
gabinete de Ministros tal como exigieron las matrices y el Pacto de Unidad.
Obviamente la cúpula del Gobierno advierte que no es el momento, mientras que
estrategas de algunos sectores señalan que la incertidumbre se está utilizando
para mantener la movilización popular ante el “acoso” de la derecha. En
cualquier caso, no hay paz y armonía dentro del MAS en estas circunstancias.