Medio: Los Tiempos
Fecha de la publicación: martes 09 de noviembre de 2021
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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El discurso del Presidente del Estado y la sesión ordinaria de inauguración de la Legislatura 2021-2022 de la Asamblea Legislativa Plurinacional reflejaron muy bien lo que ha sido el primer año de este gobierno.
El jefe de Estado desglosó las cifras que muestran los resultados del trabajo de su Gobierno en un tono enfático, similar al empleado en sus arengas cuando hacía campaña electoral, casi por cuatro meses, para los comicios subnacionales.
Pero no sólo conservó el tono de aquellas intervenciones proselitistas en favor de los candidatos de su partido, sino el leitmotiv de todos sus discursos de los últimos 365 días: repitió el tema del “golpe de Estado” 51 veces en las dos horas y 20 minutos de su discurso, de acuerdo con un recuento de Página Siete.
Se entiende bien la necesidad de esa frecuencia, en promedio una vez cada dos minutos y 42 segundos, pues — como no deja de hacerlo desde que se refiere al trabajo que le corresponde— comparó el desempeño de su administración con el del Gobierno transitorio.
Una comparación que, en términos económicos, por ejemplo, es engañosa, pues olvida que la pandemia paralizó el mundo cerca de cuatro meses el año pasado. Así, resulta falaz mencionar que en el primer año de su gobierno el número de viajeros que ingresaron al país fue muy superior al registrado en los 11 meses de la gestión transitoria.
La larga letanía de cifras oficiales enumeradas por Arce recordó sin equívoco los discursos-informes de su predecesor y jefe del MAS, pero al menos éstos se los escuchaba en un ambiente que correspondía a la solemnidad de una sesión parlamentaria de inauguración de legislatura.
Nada de eso ocurrió ayer y de manera similar a cómo oficialistas y opositores ventilan los temas de interés colectivo a través de los medios —en un intercambio de acusaciones, desdén y carencia de argumentos—, los parlamentarios de ambos bandos provocaron un bullicio tal que el fastidio del orador fue evidente e imposible escuchar lo que decía. Hasta que instalaron un sistema auxiliar de micrófonos y altoparlantes.
En ese ambiente de estridencias y amagos de enfrentamiento, Arce continuó su cansina enumeración de cifras oficiales, comparaciones falaces y promesas.
Ningún atisbo acerca de cómo se va a encarar la crisis del gas, cuyas reservas se agotan, o el incremento del servicio de la deuda externa que al año se aumentará de manera significativa, pues habrá que pagar los bonos soberanos emitidos hace 10 años, cuando Arce era ministro de Economía.
Y tampoco el mínimo decoro que se espera de una sesión parlamentaria, donde el oficialismo gritaba para sofocar los gritos de la oposición: el informe del primer año de gobierno del jefe de Estado fue una síntesis de estos últimos 365 días.