Medio: El Deber
Fecha de la publicación: lunes 08 de noviembre de 2021
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
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“Es mejor ser temido
que ser amado”. Así lo planteó Nicolás Maquiavelo en El Príncipe y,
explicaba “su porqué”: Si hubiera que elegir sería mejor ser temido que amado,
pues ser amado depende de la voluntad de otros y “los hombres tienen menos
cuidado en ofender a uno que se haga amar que a uno que se haga temer”.
El discurso de Arce
va por ese peligroso camino; es peligroso porque advierte de lo que será capaz
de hacer… “si es necesario” y si la gente no se somete a sus leyes y a su mando
político.
Aunque el presidente
haya intentado “camuflar” el discurso emboscándolo con las elecciones de hace
un año y sin que haya elecciones en al menos unos 4 años más, es claro que el
mensaje, precedido del desplazamiento de tanques y tanquetas de guerra, además
de tropas “para celebrar el aniversario del ejército en todo el país”, como si
en Santa Cruz no hubiera Octava División, el Regimiento Manchego, el Braun, la
Quinta División de Roboré, todas del Ejército, es nomás una amenaza a los
movimientos gremiales y populares, que comienzan a organizar paros en el país a
partir del lunes (si otra cosa no ocurre entre el momento que se escribe este
artículo y la anotada fecha). Por si alguien no se ha enterado, cuando en 1826
Simón Bolívar firmó la primera Constitución, en esa carta magna ya se
contemplaba al ejército, aunque se celebra su día por la Batalla de Aroma, el
14 de noviembre de 1810, cuando Bolivia aún no era tal.
Por si fuera poco,
el ministro Edmundo Novillo arengó a las FFAA recordándoles que el presidente
Luis Arce tiene “una amplia confianza en las Fuerzas Armadas”, dándoles un
mensaje o una especie de “señal” que implica que, “probablemente las vaya a
necesitar”, de otra forma no se entiende el “mensaje”.
Hace rato sostenemos
que Arce busca “algo” que se ve que es personal; tras un año de ser considerado
por el grueso de la población como una especie de pieza de ortopedia política
(digamos un presidente postizo, que sirve hasta que en el partido que hoy
gobierna aparezca alguien que no sea el huido), ha decidido ser “el presidente
presente”, el titular del cargo con el merecimiento de haber ganado las
elecciones con el 55% de los votos y para ello fue preparando una serie de
acontecimientos y acciones que lo pongan en la línea reclamada o aconsejada por
don “Nicolás” (Maquiavelo, no el otro).
Veamos: permisividad
extrema a las invasiones de tierras en el oriente, cero seguridad jurídica para
los propietarios; artificialización de problemas como los de “los
comercializadores de carne”, con absurdos como el inminente cierre de los
centros de remate (quedó en nada), y la revisión de las exportaciones, leyes
como la 1386 de Estrategia Nacional de Lucha Contra la Legitimación de
Ganancias Ilícitas y Financiamiento al Terrorismo, las de cercenamiento a las
autonomías y otras que, de lograr imponerlas, podrá dibujar un panorama
totalmente diferente del que tiene hasta ahora, pudiéndose convertir en un
mandatario que, por el permiso de sus leyes, gobierne por decreto, tal como lo
hacían los militares en tiempos de dictadura, de manera que, es ahí donde se
encuentra que Arce se juega casi todo por ser visto como un presidente “con
todos los merecimientos”, dispuesto a “construir un socialismo”, al que ve como
una posibilidad.
Arce sueña copiar
aquello hecho por Cuba en los años 60 del siglo pasado. Él cree que se puede
aprovechar aún el escaso desarrollo (eso da a entender) económico y tecnológico
del país, porque, para él, es más fácil “pasar al socialismo en una sociedad no
muy diferenciada”. Digamos que Arce pretende aprovechar que en el país no hay
tantas “desigualdades”. El presidente asegura que es más fácil pasar al
socialismo desde una sociedad de pobres e iguales como la nuestra con 80% de
informales que celebran cada vez que hay un bono”; da la impresión de que para
él no sería problema arrinconar a los pocos “ricos y pudientes y hacer lo que
hizo Fidel, que “comenzó a mostrar las “bondades” del socialismo, salud,
educación (olvidó decir que eso estuvo financiado por la Unión Soviética y que
era otro tiempo) … en fin; Arce quiere hacer su socialismo y de ahí la
insistencia de aprobar la ley de “sustitución de importaciones e
industrialización, bajo la base de la industrialización del país, industrias
del Estado, claro, desbancando a la empresa privada, que no entra en su
ecuación.
Arce quiere ser
presidente 4 años (ya perdió de manera inexorable el primero) , no le importa
la oposición parlamentaria que es “testimonial”, desde que el 2020 anularon los
2 tercios pero que le da un “dejo” de democracia que sirve para la exportación;
al presidente le estorba la calle, la opinión pública, le pueden molestar los
gobiernos departamentales a los que no pueda dominar, los gobiernos municipales
verdaderamente autonomistas (hay otros que están quebrados y lo que “caiga
desde el Estado les va a servir), al poder le molestan los medios de
comunicación, por eso los hostiga como lo hace y, a la calle, a los gremiales,
a los empresarios, a los gobiernos autónomos, es decir, al Estado en su
conjunto les aplica una amenaza simbólica, trasladando tropas (se me antojó
China, tras las protestas de 1989, cuando el Gobierno arremetió contra los
manifestantes, trasladando soldados de otras regiones para que “repriman sin
culpa”, porque no eran de sus ciudades), para que sientan de lo que es capaz y
hasta dónde puede llegar; de eso se trata todo esto.
Ahora y, otra vez,
el “Gobierno sale a quejarse” de que se busca desestabilizarlo porque desde las
regiones se trata de evitar que se aprueben leyes que obligan a los gobiernos
autónomos a “adecuar” sus POA a directrices de desarrollo centralizadas desde
el Estado; pareciera que en este país no hay autonomías constitucionales, que,
además, son preexistentes al Gobierno, que es el obligado a adecuarse a las
mismas y no al contrario; eso sí, se queja pero sigue, enviando una serie de
mensajes con dos destinatarios: la gente, que sabe el daño que puede tocarle al
país; y al huido, al que no está dispuesto a seguir obedeciendo. Para esto
último, cuenta con Choquehuanca. Listo, no hay 3 en la disputa por el poder;
son 2; mientras se define, el que paga las consecuencias es el país y su gente
Arce siente que debe
actuar rápido porque se viene la crisis; no solo no consigue plata fresca (hace
meses busca 3.000 millones de dólares y no los logra), sino que los campos
gasíferos no pueden exportar ni siquiera lo comprometido y están a punto de cerrar
sus ciclos útiles si no funciona la ingeniería correctiva, que puede durar
meses, para saber si da resultado lo hecho; sin plata rápida, no importa cuánto
dibujen los números ni cuánto miedo pretendan infundir.