Medio: El Deber
Fecha de la publicación: lunes 08 de noviembre de 2021
Categoría: Órganos del poder público
Subcategoría: Órgano Ejecutivo
Dirección Web: Visitar Sitio Web
Lead
Contenido
El presidente Luis
Arce celebra hoy su primer año en el Gobierno con un informe de gestión en la
Asamblea Legislativa, mientras en las calles y carreteras del país se cumplirá
un paro indefinido declarado por trabajadores gremiales, del transporte y los
comités cívicos en rechazo a varias leyes que el MAS lleva adelante sin
consensos y que despiertan la susceptibilidad de las verdaderas intenciones de
algunas de esas normas.
Bolivia en paro, una
vez más, implica una enorme pérdida económica para el país y para los propios
trabajadores que intentan recuperar sus golpeadas economías tras un año y medio
de pandemia y crisis; pero es el costo también de la confrontación, de una
manera de gobernar de espaldas a la población y a los sectores organizados, con
una prisa que a todas luces tiene más intenciones políticas para destruir a los
adversarios que para beneficio, propiamente, del país.
Ingenuamente el
Gobierno trata de descalificar las medidas de protesta en su contra con el
argumento del perjuicio de los paros para la economía, en un actitud de frontal
incongruencia con lo que fue el proceder del MAS durante toda su vida política
en oposición: si alguien dio cátedra en Bolivia de cómo bloquear, cómo hacer
paros y cómo provocar pérdidas económicas al país, fue precisamente el partido
de Evo Morales, que hoy hace cálculos con cifras llenas de ceros para
cuantificar los perjuicios.
También se intenta
desacreditar el paro con el argumento de que estaría en marcha un golpe de
Estado, argumento a estas alturas infantil de alguien que no sabe cómo salir de
sus desaciertos en la conducción del país, o que se dice probablemente solo
para convencer a sus propios adherentes del área rural, que quizá son los
únicos que podrían considerar como válida esa teoría delirante.
Más allá de los
excesos del discurso político en los que el MAS también es especialista, lo
concreto es que hay un conjunto de leyes que empoderan más al Gobierno central,
que pulverizan las autonomías vigentes en el país, que ponen en riesgo el
patrimonio de varios sectores económicos y que convierten al Ejecutivo en un
superpoder con capacidad de legislar con decretos supremos, inutilizando así a
la Asamblea Legislativa.
No es poca cosa. Y
no es para menos que sean los propios sectores económicos aliados del MAS los
que llevan la delantera en el paro en teoría indefinido: gremiales y
transportistas han sido tradicionalmente aliados incondicionales de este
partido gobernante. En todos los procesos electorales de los últimos 16 años
ambos sectores han votado por el MAS e incluso sus dirigentes han ocupado
posiciones en el Ejecutivo y el Legislativo.
Arce viene de sufrir
algunas derrotas recientes, como la anulación del tratamiento de una ley
también relacionada a las ganancias ilícitas que tuvo que ser retirada ante la
presión social.
Quizá por esa razón
las autoridades dicen ahora que no retirarán la ley 1386 ni las otras normas
cuestionadas. Pero en política una cosa es lo que se dice, y otra muy distinta
es lo que hace. De momento, el primer aniversario de un Gobierno que prometía mucho
pero deja una sensación de frustración y desencanto, se vivirá con más
tensiones que celebración, que es algo así como disfrutar de una fiesta sin
invitados y con los vecinos molestos por el ruido.